(La primera parte de este trayecto puedes leerla aquí)
Desde San Salvador de Cantamuda regresamos hasta Cervera de Pisuerga para retomar la CL-626 nuevamente hacia el este en dirección Aguilar de Campoo. Aquí la oficina de turismo sí que estaba abierta, tal como estaba previsto. Nos dieron unos mapas, algunas indicaciones y nos fuimos sin demora para intentar llegar a Olleros de Pisuerga antes de las 14h. Para esto, es necesario tomar la N-611 en dirección Palencia.
En Olleros de Pisuerga se encuentra una de las iglesias más curiosas de la zona, aunque, para nuestro gusto, no la más bonita ni siquiera la más interesante y, en todo caso, no es una iglesia románica: se trata de la iglesia de los Santos Justo y Pastor, un ejemplo de lo que se conoce como “arquitectura rupestre” ya que está excavada en la roca. Es de origen prerrománico y, en su interior, está estructurada de modo semejante a cualquier pequeña iglesia románica exenta: dos naves con los techos tallados como si fueran bóvedas de cañón, simulando incluso los arcos fajones, y dos ábsides semicirculares que no están muy alineadas con las naves. La explicación, aparentemente, es que las naves siguen la orientación natural de la piedra en la que se excavaron pero los ábsides (y, consecuentemente, el altar y el retablo) siguen la orientación canónica al este.
Las columnas que separan ambas naves también estaban, en origen, talladas en la piedra pero, en una restauración posterior, dos de ellas fueron sustituidas por otras nuevas ya que las originales estaban muy desgastadas debido a la erosión. Como sucedió con otros templos, una epidemia de peste llevó a que se decidiese encalar los muros y las columnas. Aquí, además del efecto habitual de tapar la decoración mural, el efecto secundario fue que, en contacto con la arenisca de la piedra en la que estaba tallada la iglesia, la cal produjo una reacción química (que desconozco) que provocó una importante erosión en estas columnas que forzó la mencionada sustitución.
En las proximidades del templo, pueden verse numerosos huecos excavados en la roca que conforman una verdadera necrópolis rupestre.
La otra característica singular de esta iglesi es que la torre del campanario está situada a una cierta distancia de la iglesia. Cumplía funciones, además, de atalaya defensiva y de comunicación.
Muy cerca de Olleros de Pisuerga llegamos al pequeño núcleo de Mave y, a continuación, Santa María de Mave. Sobre la misma carretera que va de Mave a Santa María, paramosen un pequeño restaurante (que no sólo de románico viven el hombre y la mujer). Es un hostal que se llama La Llave. No entramos en el comedor, porque no queríamos parar mucho tiempo, pero comimos por menos de 20 € (en total entre los dos) unas raciones muy bien servidas y abundantes, con bebida y café.
Ya con el estómago lleno, seguimos hasta Santa María de Mave. Aquí, junto a una estación de tren, se levanta la iglesia del antiguo monasterio homónimo. Poco pudimos ver de esta iglesia. El monasterio está reconvertido en hospedería y, normalmente, acudiendo a ella se puede ver la iglesia. Pero nos coincidió justo el mes de vacaciones y no pudimos ver ni una cosa ni la otra.
Siguiendo por la misma carretera (PP-6210), encontramos a unos 6 km la localidad de Pozancos. Nos acercamos hasta allí para ver la pequeña iglesia de San Salvador. Estaba cerrada y, aunque tenía un teléfono al que llamar, tenía también un horario y coincidía justo el descanso del mediodía. Vimos el templo desde afuera y nos llamó la atención la decoración de las ventanas y los canecillos de los ábsides.
Ya estábamos subiendo al coche para irnos cuando una señora en bata de casa se nos acercó para preguntarnos si queríamos ver la iglesia por dentro. Valió la pena porque dentro el templo cuenta con dos retablos barrocos muy bonitos, uno de ellos recientemente restaurado.
Aquí, algunas de las imágenes de este retablo.
Por la misma razón que lo estuvo la iglesia de Olleros de Pisuerga, todo el interior de este templo continúa encalado. Este es uno de los casos en los que la cobertura de cal dejó debajo una profusa decoración pictórica que puede adivinarse nen la cúpula de uno de los ábsides y en algunos huecos en medio de los retablos que dejan ver el muro posterior (la existencia de los retablos vino a salvar las pinturas que están detrás).
La mujer nos explicó que unos técnicos (aparentemente del Arzobispado) habían ido a ver si era posible retirar la cal pero concluyeron que, de hacerlo con las técnicas a las que tenían acceso, iban a llevarse consigo también las pinturas de debajo, por lo que preferían dejarlo así a la espera de mejores condiciones. Y, en la misma frase, nos explicó la mujer que ella misma, “con un cuchillito” iba rascando la cal en algunos sitios dejando ver la pintura de debajo. Sorprende que aún quede algo de patrimonio en pie…
En la imagen siguiente pueden verse los dos retablos: a la derecha, el restaurado, a la izquierda, el que está sin restaurar y, en el centro, en la mitad inferior de la pilastra, la parte en la que esta señora estuvo operando con su “cuchillito”.
Aquí, una ampliación de la zona “intervida”.
“Cualquier día de estos”, dijo la señora, “cojo una escalera y me pongo con la parte de arriba”.
Volvemos de Pozancos por Mave y Olleros de Pisuerga hasta la N-611 y continuamos hacia el sur. Por el camino nos detuvimos brevemente para ver por fuera la iglesia de San Vicente en Becerril del Carpio.
Los más interesante de esta iglesia es el dintel de la ventana central del ábside, decorado con motivos vegetales de influencia árabe.
Continuamos después hasta Alar del Rei y allí tomamos la P-223 en dirección otra vez al noroeste y, a continuación, P-222 para llegar hasta la abadía cisterciense de San Andrés del Arroyo. En esta época del año está cerrada pero pudimos ver algo del templo por fuera. Aunque, según la información que encontramos, lo más interesante aquí es el claustro.
Continuamos al noroeste por P-222 para tomar P-227 hacia el norte. Pero, antes, nos dirigimos brevemente al sur para acercarnos a Moarves de Ojeda onde hay que ver la iglesia de San Juan Bautista. Tiene un trabajo muy interesante en la parte superior de la fachada sur: un friso con el mismo motivo que el primero que habíamos visto en la iglesia de la Asunción en Pisón de Castrejón: un apostolado situado a los lados de un Pantocrátor acompañado por el Tetramorfos.
Llama la atención el color rojo de la piedra. Este color no es natural de la piedra sino que fue conseguido sumergiendo los bloques en agua con una solución de óxido férrico. Ademais del color, este tratamiento, aparentemente, le confirió mayor dureza a la piedra, permitiendo que las imágenes se mantengan en un estado de conservación muy bueno.
Regresando al norte por la P-227 está la iglesia de Santa Eufemia de Cozollos. Es una interesante construción románica muy bien conservada. Se encuentra en el interior de una propiedad privada pero puede visitarse llamando al teléfono de la puerta y abonando una entrada de 3€ por persona. El guía es un hombre mayor, muy atento, que va explicando el templo con un discurso muy mecánico lleno de latiguillos rarísimos. Además de la iglesia, puede visitarse un pequeño museo con piezas que la propia familia propietaria fue encontrando en el entorno de la iglesia.
La existencia de un templo en esta localización data del siglo X. La iglesia actual, declarada Monumento Nacional, data del XII. Tiene planta de cruz latina con una única nave y tres ábsides, el central de mayor altura. En el crucero, se levanta una cúpula. Es una iglesia bastante alta para lo habitual en este tipo de templos. Perteneció a la orden de Santiago y la comunidad que aquí se instaló en su fundación estaba formada fundamentalmente por miembros de la nobleza. El sarcófago de la infanta Sancha Alfonso, hija de Alfonso IX se conserva en el interior del templo.
Dejamos atrás Santa Eufemia y, poco después, nos desviamos al nordeste por la PP-2131 para llegar a una de las joyas del itinerario: la pequeña iglesia de Santa Cecilia en Vallespinoso de Aguilar. La vista del templo desde la carretera ya es muy bonita y, al acercarnos, podemos ver una interesantísima decoración exterior que tiene la particularidad de que, por las dimensiones del templo, quedan muy al alcance de la mano y puede verse con gran detalle. Aquí tampoco encontramos ninguna opción de visitar la iglesia por dentro aunque es posible que, preguntando en la aldea, alguien tuviese la llave.
La iglesia tiene una variada decoración en capiteles, arquivoltas y canecillos. Nos llamó la atención este San Jorge con el dragón, situado a un lado de la puerta principal:
Y este músico tocando la fídula en uno de los canecillos:
De Vallespinoso de Aguilar retornamos a Aguilar de Campoo para llegar a tiempo de la última visita guiada del día a Santa María la Real. Este importante monasterio restaurado en el último tramo del siglo XX por la Fundación Santa María la Real, dirigida por Peridis, es actualmente un centro público de educación secundaria. Nos llamó la atención este uso para un monumento de estas características. Realmente el edificio se encuentra bastante bien conservado y cuesta imaginar que por esos pasillos deambulan a diario decenas de adolescentes. Sí es cierto que hay algunha pintada en las paredes pero el estado de conservación general es más que correcto.
Este monasterio perteneció a la orden Premonstratense que, en general, es una orden contemplativa pero tiene algunos monasterios que se ocupan en labores de educación, como fue este caso hasta la desamortización. Este hecho es el que inspiró a la Fundación que lo gestiona para emprender la restauración del edificio pensando en reponerle ese uso.
Vale la pena la visita guiada, llevada por investigadores de la propia Fundación, porque, además de visitar las antiguas dependencias monásticas y la iglesia, ofrecen una interesante panorámica del fenómeno completo de las iglesias románicas de esta zona de Palencia. En concreto, parece una buena idea empezar el recorrido con esta visita.
Aquí termina el primer día en la montaña palentina. Lo que vimos en el segundo, lo contaré en la siguiente entrada.