Pasemos ahora a la parte de las visitas culturales. La ciudad de León tiene varias cosas que se pueden visitar pero yo destacaría sobre el resto dos: la Catedral y el monasterio de San Isidoro. Si les pusiéramos estrellas Michelín, tendrían tres cada uno, que quiere decir que vale la pena viajar a León aunque sólo sea para ver cualquiera de estas dos joyas.
Empecemos por la Catedral: es un edificio del gótico primitivo. Su construción fue iniciativa del rey Ordoño II, quien cedió los terrenos que ocupaba su palacio y que anteriormente habían sido termas romanas, para que se construyese allí una catedral como agradecimiento a Dios por la victoria en la batalla de Gormaz. Aquella primitiva catedral fue parcialmente destruida por Almanzor en el siglo X y rapidamente reconstruida. Pero en el siglo XI, durante el reinado de Fernando I de León, se iniciaron en el mismo lugar las obras de construcción de una nueva, en estilo románico, que fue consagrada a finales del siglo, siendo rey Alfonso VI.
La Catedral actual es, pues, la tercera que tuvo la ciudad de León. Se empezó a construir en el siglo XIII por iniciativa del rey Fernando III, llamado “el Santo” aunque no está canonizado. El inicio de las obras data de 1205 pero, por problemas en las cimentaciones, no fue hasta 1255 que, con el apoyo del rey Alfonso X o Sabio, la fábrica obtuvo su impulso definitivo.
Los autores del proyecto no se conocen con certeza. Lo que resulta evidente es que el diseño bebe en gran medida del de la vecina catedral de Burgos, por lo que es probable que los artistas que diseñaron la de León y trabajaron en ella colaborasen previamente en la edificación de la de Burgos.
Hasta la inauguración del templo y la finalización de las obras principales pasan pocos años, alredor de cincuenta, lo que hace que la estructura principal del edificio posea un estilo bastante uniforme. Los aportes posteriores más relevantes son el claustro y las torres. El primero se remataría en el siglo XIV y las torres, una en el XIV y la otra en el XV.
El templo está dedicado a la Virgen. En el centro de la fachada principal se encuentra una imagen conocida como la Virgen Blanca. Se trata de una copia. La original está en la capilla central del transepto. Aunque actualmente no quedan restos, se trataba de una escultura policromada y el rostro y las manos de la Virgen eran extremadamente blancos, como el rostro y las manos de las mujeres de la nobleza de la época, que no veían mucho la luz del sol por lo que a su blancura de piel las diferenciaba claramente del pueblo llano, habituado a los trabajos de la tierra y a los efectos en la piel del aire libre.
La reprodución de la Virgen de la fachada estaba acompañada de una serie de esculturas que fueron recientemente retiradas para estudiar (e intentar detener y, acaso, reparar) los efectos de la erosión en la piedra. Algunas de estas figuras, así como una explicación de los procesos de estudio que en ellas se llevan a cabo, pueden verse en la primera capilla lateral de la izquierda, nada más entrar en la Catedral.
Tal como ya dijimos, se trata de una catedral de estilo gótico. En concreto, del conocido como gótico inicial o primitivo: un edificio de líneas largas, naves altísimas sostenidas por pilastras estrechas que soportan arcos ojivales, bóvedas de crucería limpias, muros relativamente delgados y arbotantes exteriores que mantienen en pie la estrutura. Pero la característica más destacada de este edificio son sus vidrieras. El propósito didáctico que el románico solía dar a la escultura, en esta catedral está en los cristales, una verdadera fiesta de color e imágenes alucinantes.
El programa iconográfico ocupa diferentes niveles: a la altura del suelo, unos pequeños arcos ciegos simbolizan el mundo mineral. A continuación, tenemos una serie de vidrieras que constan de lancetas decoradas con motivos vegetales y, en la parte superior, rosetas con figuras humanas en actividades mundanas: los trabajos, las virtudes, los pecados. A la altura del triforio, las vidrieras están decoradas con escudos: la clase noble, situada por encima del pueblo llano. Y, en la parte superior, las magníficas vidrieras de motivos religiosos, con escenas de la Biblia y de los Santos. En líneas generales, las vidrieras superiores del lado izquierdo, representan escenas y personajes del Antiguo Testamento con predominancia de colores fríos. Se trata del lado norte del templo, que nunca recibe la luz del sol por lo que está decorada, simbolicamente, con los personajes que no gozaron de la luz de Cristo. Contrariamente, en el lado sur, las imágenes de esta parte alta son las del nuevo testamento, la Virgen y los santos, iluminados por la salvación, con colores cálidos.
Nos tocó una fin de semana lluvioso por lo que el cielo gris repartía bien la luz tanto por las vidrieras del lado sur como por las del norte. Una situación poco frecuente en el clima leonés. Pero el domingo por la mañana (además de una nevada respetable) selió el sol y pudimos ver cómo iluminaba las vidrieras del lado derecho dándole al edificio un aspecto brillante inolvidable.
En el centro del templo está situado el coro que anteriormente estaba en la cabecera. Está cerrado a la parte occidental del edificio por un transcoro barroco (siglo XVI). Tiene cuatro bajorrelieves realizados en alabastro por Esteban Jordán con escenas de la Anunciación, el nacimiento de Cristo y la Epifanía. El coro y el transcoro constituyen una obra de gran factura pero realmente da pena que esté situado allí porque produce un corte indeseable en la imagen grandiosa de aquella nave gótica limpísima.
Otras piezas escultóricas del templo que merecen ser señaladas son:
los bajorrelieves polícromos del sepulcro del rey Ordoño II,
una image en piedra policromada de la Virgen embarazada, escultura gótica de autor anónimo del siglo XV,
el retablo del altar mayor, obra neogótica montada con las cinco táboas que sobrevivieron del retrablo gótico de Nicolás Francés del siglo XV al que se le agregaron otras tablas de diversa procedencia. El retablo del siglo XV había sido substituido por un retablo barroco que se retiró al realizarse la gran restauración del siglo XIX de la que hablaré más adelante. La imagen de la Virgen que actualmente preside el retablo es la única pieza que se mantuvo del mencionado retablo barroco.
En el altar mayor, una arca contiene los restos del obispo San Froilán. Es obra del siglo XVI del platero Enrique de Arfe.
En la girola se pueden observar algunos vitrales de preciosa factura:
El museo de la Catedral vale la pena, por un lado, por la interesante colección de arte sacro y, por otro, porque permite visitar el claustro: una imponente obra gótica, tan diferente de los claustros románicos a los que estamos más acostumbrados en Galicia. En este claustro están ahora mismo expuestas las demás figuras que fueron recientemente retiradas de la fachada.
La visita a la Catedral cuesta 6 € e incluye una audioguía. La entrada del museo es de 5 € pero presentando la entrada a la Catedral se accede al museo pagando únicamente un suplemento de 2 €.
Para visitar la Catedral también es posible contratar los servicios de guías turísticos que forman grupos en los soportales frente a la iglesia. Suele haber en las columnas unas hojas plastificadas con la información de estas visitas guiadas que cuestan entre 10 y 15 €, incluyen la entrada (sin audioguía) a la Catedral y, además, una visita a algunos edificios emblemáticos de la zona histórica de la ciudad. Estas visitas duran aproximadamente dos horas. Nosotros contratamos una de ellas el sábado y el domingo por la mañana volvimos a visitar la Catedral, esta vez con la audioguía. Hay que reconocer que la audioguía no da mucha más información que el guía pero sí que se puede realizar la visita con otra calma.
Mucho más que la historia del topo, de la que hablan todas las guías y que se puede leer en cualquier lado (poned en Google “topo catedral”, sin las comillas, y ya sale), la historia que vale la pena conocer de esta catedral es la de su agonía y resurrección.
La fragilidad de la estrutura gótica (extremadamente alta y sostenida en columnas estrechas y muros delgados con profusión de aberturas) pronto comentó a dar problemas. Pero la causa no estaba en el diseño original sino en las modificaciones posteriores. En el siglo XV, se agregaron unas pequeñas torres en los lados sur y norte para ayudar a contener la presión pero no fue suficiente. En el siglo XVI se incorporaron en la fachada occidental unos remates en estilo plateresco excesivamente pesados. En el XVII se derrumbó parte de la bóveda central del crucero y la desopilante solución del arquitecto real (Juan de Naveda, siendo rey Felipe IV) fue cubrir el crucero con una gran cúpula. El peso de esta cúpula sobre la estructura gótica pronto amenazó con dar con el edificio entero en el suelo. A principios del XVIII Juan de Churriguera intentó resolver el problema levantando cuatro grandes pináculos alredor de la cúpula lo que agravó aún máis los problemas de estructura. El terremoto de Lisboa de 1755 produjo en el edificio daños relevantes. Diversos arquitectos de renombre desfilaron por la ciudad intentando resolver el problema pero los desprendementos eran continuos y no parecía haber respuesta. En el XIX se declara la Catedral Monumento Histórico Nacional. Fue el primero edificio en recibir tal declaración, que tenía como objetivo que el Estado dedicase a su salvación la mayor cantidad de recursos que fuese posible. Pero continuaron las intervenciones desastrosas. La última dee ellas, del arquitecto Matías Laviña, en 1859. El trabajo de Laviña y de su sucesor Hernández Callejo se centraba en ir desmontando el edificio para procurar -sin éxito- estabilizarlo. La salvación llegó de la mano del arquitecto Juan de Madrazo, conocedor de la arquitectura gótica, quien, para contener el problema y, al tiempo, proceder a su reconstrución, montó dentro del templo un complejo sistema de andamios y sujeciones, hechas en madeira, desde el suelo hasta lo alto de las bóvedas. Esta estructura le permitió sostener todos los sistemas de carga del templo mientras se reconstruía el crucero desmontado y la fachada sur, necesarias ambas para restaurar el equilibrio de los arcos de la estructura central. Madrazo modificó las bóvedas del crucero sur, imitando las del crucero norte: la idea, en resumen, fue restituir la estructura original gótica con su fino juego de contrapesos, eliminando todos los elementos posteriores. La cúpula, ya desmontada, fue sustituida por una bóveda de crucería al modo de la original. La estructura de madera del interior del templo se retiró en 1878 y el edificio volvió a descansar en sus dinámicas originales tal y como podemos verlo en la actualidad.
Todavía tenía Madrazo trabajos por realizar pero discrepancias políticas e ideológicas con el Cabildo, el obispo y la sociedad conservadora leonesa hicieron que fuese destituido, muriendo pocos meses después. Las obras, aun así, continuaron en la misma línea. Se desmontaron los agregados platerescos del siglo XVI y acabaron de reconstruirse las bóvedas del crucero y de la nave central. Por último, en 1895 comenzaron a recomponerse las vidrieras que llevaban muchos años desmontadas y almacenadas, sufriendo grave deterioro. Se instauró para esto un taller de vidriería de estilo medieval para trabajar en la reconstrución de las vidrieras supervivientes y en la creación de otras nuevas.
En los últimos años se está llevando a cabo, otra vez, un intenso trabajo de limpieza y restauración de las vidrieras. Se retiran, se limpian con técnicas modernas para evitar el deterioro no tanto del cristal cuanto de la grisalla que les da su aspecto característico, y se restauran. En el sitio del que se retiran las vidrieras, se colocan unos cristales traslúcidas que sirven de cierre del templo, aislamiento y protección de las vidrieras y los paneles originales que, una vez restaurados, se colocan en el interior del templo, en unas estructuras metálicas próximas a las ventanas, de forma que tengan el mismo efecto que colocadas en su sitio original y, al mismo tiempo, se mantengan protegidas de los agentes externos, tanto del clima como de la contaminación. La pequeña separación entre las vidrieras y los nuevos cristales exteriores permite la circulación del aire y que las vidrieras queden protegidas de los cambios de temperatura típicos del clima de la ciudad.
Según nos contaron, los andamios que se colocan para el trabajo de desmontar y montar las vidrieras, ocuparon en los últimos años o centro de la nave. El trabajo continúa y a nosotros nos tocó ver esos andamios únicamente en la zona del coro alto por lo que apenas interferían en la visión general del templo.
La última cousa que quiero contar de esta catedral es que en 2013 estrenó un nuevo órgano. El instrumento es, según los entendidos, una joya de la organería contemporánea. Sus características técnicas pueden verse en esta página y puede escucharse en los frecuentes ciclos de conciertos para este instrumento que se organizan cada año.